Los hombres de antano sobre sus recuas
Horadaron la piedra de este tajo,
Al sonoro paso de la herradura
Restallando dulce bajo los cascos.
El camino asciende serpenteante
Desde un arroyo de aguas juguetonas
Hasta un bosque no muy denso y ondulante
De chaparros y encinas que el sol dora.
Culebra de macizos escalones
Recostada sobre un desfiladero
Al abrigo del impetu del viento.
Aspid de garganta estrangulada
Resoplando musicales canciones
En el petreo eco de tus escamas,
Hoy quiero escalar por tu piel brillante
Con los pies descalzos, desnuda el alma.