"A ese inabarcable horizonte
de sierras, colinas y alcores,
valles, hondonadas y montes
que es la Tierra de mis amores"
IRREDENTA LIBERTAD
La mano surcadora
se tiende a contemplar
colinas silenciosas,
onduladas y suaves
que saludan al mar.
Y con esas visiones
se enciende un rumor
que ruge en las cavernas
y en las ocultas simas
de un delirante ardor.
Tu cuerpo primitivo
se extiende por la Sierra
y los dedos de Dios
felices y extasiados
penetran en tu tierra.
En las lentas caricias
que te prodigo ajeno
absorbo un elixir
que sabe a ambrosÃa
a néctar y a veneno.
Al león legendario,
al blasón de Castilla,
y al estepario Lobo
que habitan en mi pecho
provocas gran mancilla.
Pero me haces rugir
como quiera que sea
pues te siento vibrar
en mi sangre irredenta
que a ti sólo desea.
Hembra del viejo cosmos!
Senora del espacio!
Titánica y magnética
sierva del universo!
acude a mà despacio...
Juan Francisco Castillo Cara