A ver si esas palabras se traducen en hechos reales y no revierten contra el mismo que las ha escrito.
Democracia llamaréis vosotros a la domesticación del pueblo!!! Yo, en cambio, lo llamo Memocracia (es decir, el poder de los memos, que, como casi siempre, es el que triunfa... o no dice un viejo proverbio español: "dame pan y dime *****").
Más el pueblo ha de despertar, de eso me encargo yo (y haced cuenta que desde hoy cargo sobre mis espaldas la responsabilidad moral que un verdadero lider por y para el pueblo ha de forjar). El pueblo de Alpujarra de la Sierra sólo necesita lo mismo que le negáis: una cultura constrastada, plural y global, y no la imposición de vuestro punto de vista cultural, y no la imposición de nombres de calles que huelen a queso rancio sucio-lista!
"Las ansias de pillar algo del ayuntamiento a costa de lo que sea" es precisamente lo que os ha hecho ganar, y no deberías escudaros, si tuvierais un mínimo de ética política, en el mismo arma que blandís ante vuestro adversario político, es decir: el ansia de poder, el ansia de pillar. Le echáis en cara a los del otro lado el mismo mal que lleváis dentro, pero la hora de desenmascarar esa realidad, confeccionada a vuestro gusto y capricho, se acerca cada día más.
He abierto los ojos. No quería verlo pero ya no me queda más remedio que aceptarlo como un mal imprescindible. El pueblo erije en el poder a sus ídolos ciegos, pues es vanidoso e idólatra por naturaleza, ya que su débil instinto le conduce a la sumisión y a la reverencia para con el más despidado, cínico y fuerte desde ese punto de vista. En muy pocas ocasiones el pueblo demuestra el mismo respeto para con el más sabio, pues al pueblo lo tienes anestesiado, aletargado o entretenido con datos intrascendentes que van consumiendo su mente poco a poco.
El mismo pueblo que ha erigido a un tirano en forma de ídolo tiene que llegar a verlo caer cuando le llegue la hora. Si no acaban conmigo esa es la tarea que me asigno desde hoy hasta que tal misión se vea cumplida sobre la faz de esta tierra, y debido a una razón que vosotros, por extraña y ancestral costumbre, llamaríais un mandato divino.
El pueblo de Alpujarra de la Sierra, llegado el momento, elegirá a un ídolo entre los de su misma sangre, pues alberga suficiente nobleza para eso y mucho más.