El agua se captaba normalmente por presas o norias y se dirigía por acequias hacia balsas o a los campos. Los cultivos son un modelo de adaptación a un medio inhóspito, aprovechan el agua de forma eficaz para regar los diminutos bancales labrados en las laderas.
La forma de los riegos no ha cambiado, el sistema general de riego es ingenioso y complicado, el proceso de riego tiene varias etapas. Operación difícil dada la pendiente de las tierras y la regulación precisa de la cantidad de agua que necesita cada cultivo. Los labradores son conscientes de su importancia y dificultad y suelen decir “saber regar es una carrera”, la prueba de un buen riego es que el agua sobrante, después de haber regado, salga tan limpia que se pueda beber; para lo cual se necesita que el agua vaya “riyendillo” o “cantandillo”, a su paso.
La distribución del agua en los campos sigue ciertas normas para aprovecharla al máximo, lo primero que se hace es cuadricular físicamente el campo con un sistema de coordenadas mayores y menores, el resultado final sería una cuadrícula como ésta.