La ganadería porcina y las industrias cárnicas derivadas del cerdo son actividades clásicas en la comarca de la Alpujarra. Algunas poblaciones de la zona tienen a este sector como la principal actividad industrial. Influyen en este hecho el relevante consumo de estos productos y los bajos niveles de inversión que requieren las instalaciones fabriles. Pero, frente a la expansión que ha experimentado la industria cárnica tradicional en los últimos años, debido al aumento de la renta, la ganadería porcina se ha estancado. Una de las causas ha sido la casi total desaparición de los sistemas domésticos de manejo, que han dado paso a otros altamente tecnificados de crianza en granjas. Las economías de escala y de aglomeración juegan así un papel destacado, dando paso a una concentración territorial en las áreas próximas a los mayores núcleos de población y a los puntos de embarque y desembarque de grano.
Entre los productos tradicionales, el jamón es el más popular de la Alpujarra y es el que menor concentración empresarial muestra todavía. Sin embargo, su consumo se mantiene. De ahí que la lucha por los mercados extra-comarcales sea dura.
La ganadería, actualmente muy en declive, ha jugado un papel muy importante en esta zona aunque siempre subordinada a la agricultura, especialmente a la cerealista de secano. Prácticamente todas las poblaciones de la Alpujarra han tenido una tradición ganadera, y aún hoy el pastoreo es una de las actividades más presentes. En época nazarí existían lugares donde el ganado descansaba y pastaba en una determinada estación del año, por lo que se pagaba un derecho conocido como “talbix”.