Si estuviéramos unidos de verdad podríamos vivir de otra manera
Juan López insiste en que el futuro de la agricultura provincial pasa por la unión del campo y por no estar dispuestos a vender el género a cualquier precio.
¿Cómo le ha ido en la campaña otoño-invierno?
La campaña me ha ido regular porque he puesto un poco más tarde y, además, porque la gran mayoría de la superficie que he puesto ha sido pimiento. No ha ido muy bien, pero tampoco muy mal. En definitiva, sólo regular.
Usted tiene pimiento y tomate y, aunque el pimiento no ha tenido malos precios, no se puede decir lo mismo del tomate, ¿verdad?
Con el tomate también empecé tarde y tampoco es que haya perdido mucho. He ido un poco falto de kilos y un poco falto de precios, pero bueno. Como es poca la cantidad, pues casi que no lo he echado a ver.
El campo almeriense sigue teniendo un problema importante con los precios, ¿para usted por dónde pasa la solución?
La solución pasaría por que el sector se uniera de una vez por todas y por que aquí en el campo estuviéramos todos bien unidos. En mi opinión, una solución sería hacer una central de ventas y desde esa central vender conjuntamente. Esto es lo que yo pienso.
No obstante, el campo almeriense tiene otros problemas como son los acuerdos de libre comercio con terceros países, el más reciente es el de Marruecos, pero también se vislumbran en el horizonte otros con Sudamérica.
El acuerdo con Marruecos está claro que ha sido una metedura de pata de algunos partidos políticos y que ya viene de atrás. No estoy de acuerdo en que los políticos españoles hayan estado luchando porque ese acuerdo saliera adelante sabiendo que es un atraco a mano armada al sector. No entiendo en qué cabeza cabe permitir que se firme un acuerdo donde se consienta que pasen todos los kilos que ellos quieran; de verdad que no entiendo cómo nuestros partidos políticos pueden apoyar eso y decir que sí a ese acuerdo.
Sin embargo, y pese a la firma de acuerdos con países terceros, si el sector hortofrutícola almeriense se uniese contrarrestaría los efectos de cualquier acuerdo y los productos de la provincia seguirían siendo importantes en el mercado.
Si nosotros estuviéramos unidos de verdad, vendiendo nuestros productos, no que nos los compren y los paguen como quieran, sino que nosotros controláramos la situación de los precios, creo que podríamos vivir de otra forma diferente a la que estamos viviendo y podríamos salir mucho mejor de lo que estamos saliendo. Esto ya está en una fase muy mala y, para algunos agricultores, es ya una fase terminal.
Hablando de campañas, ¿cómo se presenta la de primavera-verano?
Mire, es muy difícil prever cómo va a ser la campaña. Dicen que hay muy poco melón, pero yo me pregunto: ¿por qué no hay melón? Pienso que es que, como año tras año, nos pegan esos palos que nos pegan con los precios del melón y la sandía, pues por eso. De hecho, la sandía, dos años atrás, quizá ha estado un poco mejor por la fashion, que ha estado un poco controlada; pero ahora me da la impresión de que ya se está perdiendo un poco el control de la fashion, quizá por eso se ha puesto más, pero no lo sé. Pienso que, en primavera, cuando no se pone lo que se tiene que poner es porque no se gana dinero y porque viene de otros países en la primavera temprana. Por ejemplo, se mete de Brasil y de Marruecos temprano y entonces los precios, cuando empezamos a tener aquí, se caen rápidamente. En la misma semana están los precios carísimos y en esa misma semana se caen al suelo, algo que es incomprensible.
¿Cómo es el día a día de un agricultor?
El día a día es duro, pero creo que los agricultores de la provincia somos bastante positivos. Hemos pasado por muchas facetas de la vida y somos muy positivos. Estamos acostumbrados a deber dinero, a seguir debiendo y, a pesar de eso, todavía somos positivos. Nos hemos arriesgado siempre más de lo que hemos podido y quizá por eso no nos va tan bien como debería de irnos, porque la verdad es que nos hemos arriesgado demasiado y hemos invertido demasiado. Dese cuenta de que, en los últimos diez o doce años hemos renovado el campo en un 70 por ciento y se ha hecho muchísimo nuevo y, aunque estamos entrampados, creo que los agricultores de esta zona somos bastante valientes.
A pesar de que las nuevas generaciones no quieren ni oír hablar del campo, ¿la agricultura almeriense tiene futuro?
Yo soy una persona positiva y pienso que aquí, con la zona que tenemos, con el sol que tenemos y conforme estamos de preparados para cultivar, creo que sí tendría futuro si fuéramos capaces de poner los puntos sobre las íes y unirnos de una vez por todas para controlar nuestros productos y que no se lo lleven al precio que a ellos les dé la gana porque, en ocasiones, se lo llevan como quieren. Cuando hay poco sí se controlan algo los precios, pero cuando hay para cargar ya se caen y no se vuelven a recuperar y creo que la culpa la tenemos nosotros, al vender y hacerlo por debajo de precio. Cuando una mercancía no se puede vender más barata es que no se debe vender. Cuando no se gane dinero, lo mejor es no vender. Aquí estamos para ganar, sobre todo, porque son muchas las inversiones que tenemos que hacer año tras año y tenemos que tener un respaldo porque de lo contrario ¿cómo va a subsistir esto? Aquí se trabaja para ganar como todas las personas que trabajan. Aquí no se trabaja para que otros vivan bien y nosotros estemos cada vez peor y lo que está claro es que aquí hay muchos que viven de nosotros, que hay muchos a los que les da igual lo que nos pase y a esos no debería darles igual, deberían mirar por la vaca para que les siga dando leche, deberían de hacerlo, pero por desgracia no es así. Nosotros estamos tan separados, tan distantes unos de otros, bien por la falta de formación o bien por nuestro carácter, que deberíamos unirnos más.
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